El próximo secretario general del Sindicato de Choferes del Azuay tendrá a su cargo una institución que pasó de capacitar a conductores a convertirse, prácticamente, en una empresa de servicios. Y con fuerte influencia política.
El gremio administra un centro de capacitación, un colegio, una gasolinera, una funeraria y una cooperativa de ahorro y crédito. Además, desde el 2012 tiene su propio movimiento político, Conduce, establecido a nivel nacional. La carrera por administrar este núcleo de poder, que el año pasado tuvo ingresos por 2.700.000 dólares, ha desatado una fuerte pugna interna.
El conflicto empezó cuando, en julio del 2016, el actual directorio reformó los estatutos y uno de los cambios fue que el secretario general, que es la máxima autoridad del gremio, podrá aspirar a la reelección por más de dos periodos.
Política
Mesías Vicuña, quien está al mando del gremio desde hace 10 años, aspira a la reelección. Su gestión ha estado marcada por una intensa actividad política. El acercamiento entre el gremio transportista y la política se volvió una relación necesaria; los primeros buscan ciertos beneficios y los segundos, respaldo para gobernar.
Los choferes dan su apoyo frontal e incluso con recursos, siempre y cuando la autoridades cumplan con sus ofrecimientos, dice Vicuña.
La relación con el anterior Gobierno se mantuvo cordial. Él reconoce, por ejemplo, el respaldo que han recibido para administrar las escuelas de capacitación, que es la principal fuente de ingresos que tienen los sindicatos. También menciona el subsidio que recibían los transportistas urbanos a cambio de no elevar los pasajes y que ahora es responsabilidad de los Gobiernos locales.
FUENTE: DIARIO EL MERCURIO